Una opinión a favor de “Joker 2: Folie à Deux”

Por Leonardo Kram

Al cierre de esta nota, Joker 2 “Folie à Deux” se encamina a recaudar en todo el mundo 120 millones de dólares, una cifra que puede parecer onerosa, pero con una inversión de 200 millones sin contar gastos de publicidad, la ponen en camino a ser uno de los máximos fracasos de taquilla de este 2024.

A esto se le suman críticas de medios especializados que recibieron negativamente la secuela dirigida por Todd Phillips y protagonizada por Joaquín Phoenix y la artista multifacética Lady Gaga. Pero más allá de todo número y opinión de expertos del séptimo arte, lo que más sorprendió de esta secuela, uno de los largometrajes más esperados de este año, fue el mal recibimiento del público.

Hubo reportes de personas que pagaron su entrada y se fueron a la mitad de la proyección y múltiples memes y quejas aparecieron en redes sociales criticando lo aburrido de la propuesta, sus números musicales y su polémico final.

El tiempo es el más sabio de los maestros y esta secuela, a pesar de tener todos estos elementos en contra, solo mejorará en su valoración con el correr de los años.

Toda película plantea una tesis sobre sus personajes y en cierta forma del mundo. Y Joker 2 sostiene una idea sumamente radical sobre su protagonista, totalmente impensada para una película de gran factura comercial, protagonizada por estrellas y estrenada en todas las salas de los shoppings del mundo. Y es la destrucción de la idealización y fantasías para sobrellevar la realidad y de los límites de idolatrar a ciertos personajes en nuestras comunidades.

La secuela narra lo que ocurre después de aquella primera parte estrenada en 2019, que fue recibida de manera diametralmente opuesta por el público y la crítica, con premios Oscar y millones de dólares recaudados.

Arthur Fleck, un comediante de poca monta, se convertía en aquella película en un antihéroe, un vengador anónimo que tomaba revancha de las injusticias del mundo en una ciudad corrompida por la corrupción. Tal es la identificación de los vecinos de Ciudad Gótica con el Joker que producen disturbios en la ciudad y toman su imagen como un símbolo de rebeldía al status quo.

Hay una frase que el personaje de Lady Gaga, Harley Queen, le dice a su novio el Guasón en la segunda parte que es “Démosle a la gente lo que quiere ¿Te parece?”. Y ahí está el centro de la propuesta de Phillips. Y es que la película constantemente deshace lo que ocurrió en la primera parte y traiciona a sus personajes y al público que acompañó la propuesta con tanto fanatismo anteriormente.

Phillips no lo reconoce en entrevistas, pero desde la salida de la primera parte, con la pandemia de por medio y el alzamiento de las nuevas derechas, Joker se erigió también como un nuevo símbolo de la masculinidad del siglo XXI: un inepto social y sobre todo con las mujeres, que a los tiros, se venga de una sociedad que lo excluye. En inglés incluso se acuñó el término “Incel” que refiere a “célibe involuntario”.

El norteamericano, un director de comedias de paso bastante irregular (se destaca “¿Qué pasó ayer?” de 2009, no así sus espantosas secuelas) parece haber tomado nota del fenómeno, replicado en remeras e imágenes en redes sociales con frases motivacionales que el villano de Gótica nunca dijo y decidió ir en contra de entronizar a hombres violentos por el exterior, pero débiles y hasta poco inteligentes en su interior.

La secuela narra el juicio al que someten a Arthur Fleck tras los asesinatos que comete y donde su abogada defensora buscará que se lo determine “insano mentalmente” para evitar la pena de muerte. El fiscal Harvey Dent sostendrá la teoría de que Arthur es una persona consciente de sus actos y por esto totalmente responsable y digno de sentarse en la silla eléctrica.

Todo se va intercalando con una historia de amor que entabla el criminal con Lee Queenzel, también conocida como Harley Queen, en la piel de Lady Gaga y varios números musicales que aprovechan el talento para la danza y la voz de ambos protagonistas. Hay muertes violentas y hasta una secuencia animada al principio.

Inicio de SPOILERS

Todo lo que el espectador espera que puede pasar, desde planes diabólicos a venganzas por parte de Arthur, no ocurren. Es vejado física y verbalmente por los agentes penitenciarios, su defensa en el juicio se cae a pedazos y muere asesinado por un fanático.

Fin de SPOILERS

Es una película sumamente anticlimática, porque todo lo que uno como espectador espera para su protagonista, algún ápice de justicia poética que el cine suele brindarnos no ocurre. Nos muestran al Guasón como lo que es: un hombre débil, resentido, un poco tonto e impulsivo, que cree que en la violencia está la herramienta para la felicidad que busca, pero que se topa con hombres e instituciones más violentas que él y en el que la fama no le sirve de nada. Su figura es más poderosa de lo que él realmente puede llegar a ser y no le sirve para salir de su situación judicial porque esa fantasía y la idealización que tiene su entorno sobre él se chocan con una realidad cruel e implacable.

Así pasamos de palizas y agresiones en los calabozos a números musicales entre vibrantes y estáticos (hay dos secuencias prodigiosas, una que replica el juicio y otro cerca del final con una potencia vocal del protagonista memorable). Pero esta vez las ideas de Arthur de poco le sirven para sus testimonios titubeantes ante el juez y su estadía en el Asilo de Arkham.

El film plantea que las fantasías son solo eso y que allí no debemos depositar la solución a nuestras vidas. Imaginar que cantamos con el amor de nuestras vidas en escenarios maravillosos está bien, pero nos aleja de la realidad y hasta de lo que realmente le pasa a la otra persona. Ir matando por la calle a gente que nos hace mal no solucionará los males del mundo y es probable que solo genere problemas mayores.

Es una película que le dice, sobre toda su audiencia masculina, que soñar despierto es lindo, pero que tiene sus límites prácticos. Joker 2 concluye como un chiste sin un remate. La más pura realidad dentro de una ficción, una ficción con una verdad poderosa en su interior.